El modelo terapéutico
La elaboración clínica y teórica de nuestro instituo se enmarca, con elementos innovadores, dentro de la tradición psicoterapéutica sistémico-relacional característica de Gregory Bateson y de la escuela de Palo Alto (Haley, Weakland, Watzlawick y col.)
EL SUJETO CONTEXTUAL
Aquello que distingue esta tradición es la idea de “sujeto contextual” introducida en las ciencias humanas por Gregory Bateson en los años 30. Es una idea de persona que desafía una premisa que hasta hace poco nadie discutía en el pensamiento occidental: la verdadera esencia del hombre se identifica con algo “interno” separado de todos los demás hombres al “externo”. Bateson hace zozobrar esta premisa individualista dando cuerpo a la tesis que los procesos mentales son construidos en interacción. El ser humano no solo necesita a los otros para vivir, crecer y reproducirse, sino que además ni siquiera está en condiciones para pensar o sentir en soledad. Las emociones, así como los pensamientos y los constructos mentales se construyen con los demás mediante un diálogo hecho de gestos, más con el contacto físico que con las palabras. La mente no coincide con el cerebro, los procesos mentales y el conocimiento se desarrollan en la interacción y el diálogo.
La psicoterapia sistémico-relacional ha sido la primera que puso su foco de atención en el sujeto contextual, y de esta idea de persona en diálogo se desprende, incluso en la actualidad, su especificidad.
LA SUBJETIVIDAD Y LAS POLARIDADES SEMÁNTICAS FAMILIARES
Nuestro Instituto recupera dicha idea de persona colocando entre sus objetos principales la elaboración de una interpretación sistémica de la subjetividad que atribuye centralidad a la semántica y que se avala además de la contribución de autores cognitivistas como Kelly y Guidano. Un rol importante en la interpretación de la subjetividad que proponemos ha sido desarrollado a partir del concepto de polaridades semánticas de Valeria Ugazio. El concepto propone que la conversación en los grupos con una historia en común –la familia, pero también un grupo de amigos o un grupo laboral- se organice en base a polaridades de significado antagónicas, y que los individuos deban “con-ponerse” respecto a las dimensiones semánticas emergentes en el propio contexto relacional. Sin embargo, cada compañero conversacional al “con-ponerse” respecto a las dimensiones semánticas relevantes en el propio grupo ancla la propia identidad con la de los otros miembros del grupo. Las identidades de los varios miembros de un grupo con historia, como una familia, resultan por ende interdependientes.
Las polaridades semánticas, así como también las emociones, sentimientos, esquemas explicativos, constructos, sistemas de creencias individuales, son centrales en nuestro modelo que sin embargo no menosprecia la pragmática de las interacciones familiares. Aún privilegiando la semántica cuyo motor son las emociones, nuestro modelo mantiene un interés por las acciones y por su rol en el proceso terapéutico.
El modelo terapéutico del E.I.S.T. precisamente porque pone su atención en la subjetividad y en los procesos a través de los cuales ésta se construye, cuenta con tratamientos terapéuticos individuales, familiares, de pareja y “mixtos”, en estos últimos una fase de trabajo con la familia se inserta en un itinerario individual, o bien en una terapia familiar se introduce una fase de profundización individual con un miembro, o en una terapia de pareja se agrega una fase de trabajo con los hijos.
Los tratamientos familiares y de pareja expresan de una manera emblemática algunos asuntos de base de la tradición sistémico-relacional, sin embargo nuestro modelo terapéutico no se identifica con la psicoterapia familiar. A quién involucrar en el tratamiento (la familia entera, un subsistema, un individuo solo) es un problema que obedece a la técnica terapéutica y que debe ser resuelto en el transcurso de la fase inicial que nosotros hacemos siempre precedentemente al tratamiento en sí.
LA PSICOPATOLOGÍA
La semántica constituye una clave de lectura fundamental para el estudio de los trastornos psíquicos. La psicopatología, como afirmaba Guidano, es una “ciencia del significado”. Nuestro modelo terapéutico considera que cada uno de los grandes cuadros psicopatológicos está caracterizado por una organización de significados específicos. Trastornos obsesivo-compulsivos, fóbicos, depresiones, trastornos de la alimentación, nacen y se desarrollan en contextos familiares caracterizados por la presencia de polaridades semánticas específicas, donde en consecuencia, ciertas emociones se encuentran selectivamente presentes. La existencia de estas dimensiones de significado es una condición necesaria pero no suficiente para el establecimiento de una organización psicopatológica específica. El desarrollo de cada psicopatología depende de hecho, según Ugazio, de la posición particular del individuo y de las personas que le son significativas asumen respecto a la polaridad crítica. Se trata de una posición que induce al individuo a experimentar, justamente en relación a esta polaridad, los conflictos y dilemas típicos de aquella psicopatología.
Dado que cada psicopatología presenta significados específicos y está caracterizada de emociones, modos de sentir y estrategias de interpretación de los eventos bien definidos, nuestro modelo establece abordajes terapéuticos diferenciados en relación a la psicopatología del paciente.